Amor, un viaje misterioso, extraño, sin lógica.
El latido del mundo y el corazón de todo aquel que se atreva a tomarlo, a sentirlo, a desearlo.
La llama de la vela que se enciende en todo aquel capaz de sentirla, pero no quemarse.
La lluvia que resbala sobre una montaña, el agua que corre por entre las piedras, el vuelo de un ave, el suspiro del viento. Viento que susurra en tu oído, que atreverse no cuesta nada, y que intentar no es en vano.
Que buscar no es tan malo, pero que esperar no es tan bueno.
Que la vida no es vida, si no se tiene a alguien con quien compartirla.
Que soñar no tiene precio, pero que lo pagas si vives tu vida, viviendo de ello.
Amor, una senda eterna si es verdadera, o tan sólo un pasaje, depende de como sea.
Las miradas que chocan curiosas, en un repentino encuentro, o el roce de los labios que se enamoraron despacio.
Aquel que es puro y que sólo siente.
Aquel que no pide nada a cambio, pero que lo da todo sin pensarlo.
Aquel que con simplemente tocarte, puede cambiarte.
Aquel que siendo verdadero, es más fuerte que el miedo.
Miedo que día a día, nos aleja de la vida, miedo creado por anteriores fracasos, miedo que es vencido sólo, cuando la fe de algo más fuerte crece dentro, y cuando la esperanza de lo verdadero, no se pierde entre la niebla.
Estar enamorado es un sentimiento maravilloso, una especie de primavera del corazón.
Todo adquiere color. Si estás enamorado todo vuelve a ser bello y luminoso.
Hay muchas formas de estar enamorado, pero, en nuestra sociedad, complicada, neurótica y cargada de problemas, hay formas de amor que, sobre todas, nos falta: ¡El amor a las cosas sencillas de cada día!
Los descubrimientos de los últimos tiempos no son descubrimientos de sabiduría sino descubrimientos de sabiduría de velocidad: no te hacen avanzar ni un solo paso hacia la felicidad.
Redescubre las cosas normales, el encanto sencillo de la amistad, las flores para un enfermo, una puerta abierta, una mesa acogedora, un apretón de manos, una sonrisa, el dibujo de un niño, una flor que se abre, un pájaro que canta, una hilera de álamos, un riachuelo una montaña, una vaca…
La vida se vuelve una fiesta cuando sabes disfrutar de las cosas normales de cada día. ¡Es primavera! ¡Fantástico!
A los hombres les cuesta mucho amarse de forma duradera. Sucede esto incluso en el matrimonio. Después de una primera etapa de “te amo hasta morir”, se llega a la amarga conclusión de que no estamos siquiera dispuestos día tras día a morir el uno por el otro.