Es por medio de guerras y perturbaciones que se puede impulsar a un pueblo a
aceptar, e incluso a desear, que surjan instituciones que él jamás habría
espontáneamente consentido (por ejemplo: la OTAN, la ONU).
Entre tanto, para aquéllos que no se interesan especialmente por eso -
excluyamos a los muertos – no existe una relación entre las guerras de los dos
últimos siglos.
¿Es posible que sólo la industria armamentística saque provecho de ello? ¿Qué
lleva a los seres humanos a odiarse indefinidamente hasta el punto de matar a
sus propios congéneres? ¿Qué es tan importante como para llevarnos a
exterminar una vida? ¿Acaso no aprendimos nada de los cientos de miles de
seres humanos muertos en las guerras, y del sufrimiento que ello ocasionó?
Tomemos, por ejemplo, a la ex - Yugoslavia, en la que muchos pueblos que vivían
en paz desde hace décadas, acaban de masacrarse. ¿Qué lleva de repente a
esos seres humanos a considerar como sus peores enemigos a sus hermanos,
que vivían en la misma ciudad, hablaban la misma lengua, usaban las mismas
vestimentas, compartían el mismo amor, las mismas alegrías, los lloros y las
risas? ¿Qué hace que maten a sus niños, violen a sus mujeres y envíen a sus
esposos a campos de concentración? ¿No resuena nada en nosotros? ¿Será que
verdaderamente son motivos ideológicos, propios de ciertos grupos, los que
causaron esa guerra? ¿O será necesario encontrar quién está detrás de esto?
¿Quién puede asumir la parte del tercero? ¿De dónde proviene, pues, la idea
preconcebida del adversario, inculcada en el ser humano por las religiones, los
libros escolares y por los medios de comunicación?
¿Cuál es el objetivo de las personas que están en la base de esta idea y sobre
la que machacan constantemente? ¿Quién saca provecho de la creciente
hostilidad y de la degeneración de la humanidad?
¿Quizá Satán, Lucifer,