Los caballeros de Jerusalén ¿Y el Vaticano?
La familia real inglesa mantiene estrechas relaciones con la Venerable Orden de los
Caballeros de Jerusalén, una orden muy antigua. Su dirigente es escogido por la
corona inglesa de acuerdo con sus capacidades para dirigir el “Comité de los 300”. El
círculo más íntimo se denomina Order of the Garter (la Orden de la Jarretera).
Esta orden es, todavía hoy, muy poderosa. La prueba la aporta el hecho de que Lord
Carrington, caballero de la Orden de la Jarretera, fue antaño jefe de la OTAN y
actualmente es presidente de los Bilderberger. Lord Carrington también es miembro
del “Comité de los 300” y, junto a Lawrence Eagleburger, fue una de las personas de
relación que representaban a Kissinger Associates, y que consiguieron que en 1993
Belgrado tuviese las manos libres para proceder a las depuraciones étnicas y llevase a
cabo el genocidio. Louis M. Bloomfield, jefe del MERMINDEX, es también miembro de
los “Caballeros de Jerusalén”.
Al final de la Segunda Guerra Mundial,
la mayor parte de las monarquías había caído.
Los Illuminati habían cumplido una parte de su plan.
¿Pero que pasaba con en catolicismo?
A simple vista podría parecer que 17 siglos de estabilidad son inmutables.
Sin embargo, observando más de cerca, se ve diferente.
El servicio secreto del Vaticano siempre fue la Orden de los Jesuitas.
Voy a decepcionar a aquéllos que creen que los jesuitas
no han sido más que una simple organización religiosa.
El juramento de iniciación del 2° grado exige la muerte de
todos los protestantes y francmasones. Por ejemplo,
los jesuitas fueron la instancia que organizó la masacre de los Hugonotes.
A ellos se deben las innumerables decapitaciones de protestantes
y francmasones en Inglaterra, durante los siglos XVI y XVII.
La Orden de los Jesuitas fue fundada en 1534 por Ignacio de Loyola,
de origen judío, tal como lo fueron los tres primeros generales de la orden.
El general de los jesuitas (el jefe) es tan poderoso que es llamado el “Papa Negro”.
Otras logias secretas se infiltraron con fuerza en la Iglesia Católica durante la
Segunda Guerra Mundial. Entre otras, ese fue el caso de la OSS
(precursora de la CIA), del MI 6, de los miembros de la “Black Nobility” italiana,
de los francmasones y de la logia P2 (Propaganda Dos);
todas ellas logias bajo la protección del “Comité de los
300”. La logia P2 es la logia francmasona más influyente de Italia.
La “Gran Logia del Vaticano” es anexa a ella; fue la que originó el
“Escándalo P2” en 1976, cuando una lista de miembros de la logia
fue presentada al Vaticano con los nombres y fechas de
incorporación de 121 grandes dignatarios eclesiásticos, entre ellos,
cardenales de la curia, arzobispos, obispos, prelados y legos.
En lugar de pedir explicaciones a las personas que aparecían en la lista,
se llevó a cabo una verdadera caza de brujas para encontrar a los la habían publicado. Cualquier comentario es superfluo.
Entre otros nombres aparecían el del secretario de Estado,
Cardenal Jean Villot, el del ministro de relaciones exteriores del Vaticano,
Agostino Casaroli, el del cardenal Sebastiano Baggio,
el del cardenal Ugo Poletti y el del jefe del Banco del Vaticano,
el obispo Paul Marcinkus. Como ya hemos dicho,
los Illuminati apoyan a los dos bandos de las naciones en Guerra.
Esto resultó cada vez más evidente al final de la Segunda Guerra Mundial.
Por ejemplo Allen Dulles (jefe de la CIA),
mantenía encuentros secretos con el jefe de las SS, Gehlen.
Se las arregló para hacer pasar a oficiales SS a Suiza bajo
la cobertura de la Iglesia Católica. Algunos oficiales de las SS
tomaron el título de sacerdotes y fueron trasladados a otros países,
principalmente a Argentina, Paraguay y Estados Unidos.
Después de la Guerra, Gehlen recibió la misión de encargarse de la
“Radio Libre de Europa”. Muchos de los SS fueron integrados en la CIA
en esa misma época.
Otro miembro interesante del “Comité de los 300” fue Joseph Retinger.
La CIA le dio su apoyo después de la guerra a fin de que pudiese concluir
los contratos con el Vaticano.
Entre otros, ganó para su causa al Dr. Luigi Gedda,
consejero médico del papa Pío VII y dirigente de las actividades católicas.
Gracias a él, consiguió consolidar sus relaciones con el papa Paulo VI,
que ya había colaborado antes con la OSS
(Office of Strategic Services, Secretaría de Servicios Estratégicos),
la organización que
También el actual papa Juan Paulo II tiene un pasado interesante,
digno de ser mencionarlo. William Cooper, que posteriormente se convertiría en la CIA.
trabajó doce años para la Naval Intelligence (servicio secreto de la Marina), escribió,
en su libro Behold a Pale Horse, que durante la Segunda Guerra habría trabajado para
I. G. Farben en Alemania, en la producción de gas para las cámaras de gas de los
campos de concentración. Al finalizar la guerra, temiendo ser ejecutado por
colaboración en crímenes de Guerra,
se refugió en Polonia bajo la protección de la
Iglesia Católica.
Habría permanecido allí teniendo una carrera semejante a la de
Eisenhower,
si no fuera que tardó algo más de tiempo en ser elegido cardenal Wojtyla
y después papa.
En agradecimiento a sus amigos, el 27 de noviembre de 1983
levantó la excomunión a
los francmasones, que constaba en el Codex Iuris Canonici.
El actual papa conoce íntimamente el lenguaje secreto francmasón,
el “apretón de manos de los
francmasones” (una presión de mano particular que permite a los iniciados,
reconocerse entre sí). Pero también son pruebas “manifiestas” su discurso con occasion
de una audiencia el 15 de septiembre de 1982, en que a propósito de la muerte del
presidente libanés Gemayel, se refirió a Jerusalén como la ciudad de Dios. Dijo,
palabra por palabra: “Jerusalén puede convertirse también en “la ciudad del hombre
(City of man)”. “La ciudad del hombre” es un nombre clave de los Illuminati
para referirse a dictadura mundial.
El 18 de abril de 1983, el papa recibió en audiencia a toda la “Comisión Trilateral”,
casi 200 personas.Esta organización secreta había sido fundada en junio de 1973
por David Rockefeller y Zbigniew Brzezinski, ya que las organizaciones
establecidas )como la ONU u otras), tardaban demasiado en
instaurar el “gobierno mundial”. La “Comisión Trilateral”,
organización elitista, tiene por finalidad agrupar en una sola entidad
a los gigantes más eminentes de la industria y la economía de las
naciones trilaterales (Estados Unidos, Japón y Europa Occidental)
para crear a la fuerza y de una vez para siempre el Nuevo Orden Mundial.