CARTA DE UN ALUMNO A SU MAESTRA Enséñame cómo aprender y no sólo qué aprender; enséñame a pensar y no qué debo pensar. Así desarrollaré mi inteligencia y no sólo mi memoria. Señálenme con frecuencia mis cualidades y aciertos, no sólo mis errores o defectos. Así me animarás a esforzarme y a dar lo mejor de mí. Ten más presente mi esfuerzo y progreso que los resultados que obtengo. A veces con poco esfuerzo logro mucho, pero es más meritorio cuando pongo todo mi empeño así logre poco. Trátame con la amabilidad y el respeto con que quisieras que otros profesores traten a tu hijo. Cuando lo haces te admiro y me animas a que yo también te respete. Muéstrame lo que hago bien y no solamente lo que me sale mal. Cuando destacas mis aciertos más que mis fracasos, me motivas a esforzarme y a seguir intentándolo. No me ruegues que me porte bien ni me amenaces con sanciones que no cumples. Así aprenderé a que, haga lo que haga, siempre puedo salir exento. Cuando te pregunte algo, no me respondas "eso ya lo expliqué". A veces tus explicaciones no son claras o suficientes para mí y, si te pregunto, es porque quiero entender y aprender. No demuestres preferencias. Cuando privilegias a algunos compañeros mientras ignoras a otros, no logras que nos esforcemos más sino que nos llevemos mal. Escucha lo que te digo con atención e interés. Si me ignoras o me callas cuando trato de hablarte, pienso que mis ideas son tontas y concluyo que soy poco inteligente. No me compares con mis compañeros ni con mis hermanos cuando fueron tus alumnos en años anteriores. No soy igual a nadie y, aunque no tengo los mismos talentos, también tengo otras cualidades. |